Hondarribia 1524. Último testigo de la independencia de Navarra se puede adquirir por 14,95 euros más el periódico. Sintetiza la historia de esta villa fundada por Sancho VI, rey de Navarra en 1180. Su autor es José Luis Orella

Nuevo libro meses después del que publicó sobre el reino de Pamplona. Este, centrado en Hondarribia, 500 después de su caída.  

–Estaba en manos de Enrique II, rey de Navarra, pero en 1524 las tropas españolas la conquistaron de nuevo (como en 1200). Hondarribia, último testigo de la independencia de Navarra, pasó a Castilla, a España, y se perdió toda una tradición sobre la importancia que había tenido para el reino de Pamplona y el de Navarra.

No solo por la salida al mar.

–Era una villa con tradición romana. Tenía un significado muy especial porque para Navarra era un lazo de unión con Baiona. Fuenterrabía abarcaba la mayor parte del término municipal de la actual ciudad de Irun, el municipio de Lezo, parte de Hendaia, Urruña, el barrio de Behobia, el distrito de Pasajes y además era un arciprestazgo menor de la diócesis de Baiona. Y la mayor salida de los barcos que Navarra utilizó en los intentos de conquista o de control del camino de Santiago marítimo fue a través de Fuenterrabía, un emplazamiento importante desde el punto de vista comercial y económico, como político y eclesiástico.

Escribe que en los siglos XI y XII Hondarribia no formaba parte de la tierra de Gipuzkoa.

–Cuando Alfonso VIII conquistó Gipuzkoa en 1200 hizo una distinción entre la provincia y Getaria, Fuenterrabía, que los califica de distritos autónomos independientes. Fruto de la población gascona, Fuenterrabía tenía una cierta autonomía política con respecto a la tierra de Gipuzkoa.

Nos vamos al siglo XVI.

–Después de que el duque de Alba en 1512 conquistara el reino de Navarra, hubo tres intentos de recuperación del territorio perdido por parte de la monarquía navarra. En 1521 los navarros reconquistaron Pamplona e Iñigo de Loiola, el futuro san Ignacio, estuvo defendiendo la ciudad para los castellanos. Después, Enrique II pretendió conquistar hasta Logroño, pero fue derrotado en la batalla de Noáin. 

Otro episodio destacado.

–Muy significativo, porque hubo casi mil muertos. Los navarros pretendían conservar territorios que fueran parte de la estatalidad del reino, como el castillo de Amaiur, Fuenterrabía y la Baja Navarra. El rey de Navarra los quería conservar de cualquiera de las maneras, porque eran los signos de la estatalidad. Amaiur lo conquistaron y luego lo perdieron. Francia, a través de Francisco I, apoyaba en Amaiur a Enrique II de Navarra. Entre los agramonteses que entraron en la plaza de Fuenterrabía estaba el señor de Jassu, Miguel de Javier, su hermano Juan y su primo Valentín. Conquistado Fuenterrabía en octubre de 1521, poco después de Amaiur, Enrique IIpretendía seguir hasta Pamplona, pero el proyecto de reconquista se retrasó hasta la primavera de 1522, tras el invierno.

¿Se ha imaginado alguna vez que hubiese sido de Navarra de haber retenido Hondarribia?

“Hondarribia fue un emplazamiento importante desde el punto de vista comercial, económico, político y eclesiástico para Navarra”

–Se podría hacer un trasvase a lo que está sucediendo en Gaza. Israel pretende quitar a los gazatíes el territorio, de tal manera que si no lo tienen no tendrán posibilidad de exigir un Estado. Carlos I de España y V de Alemania pretendía quitar a Navarra todos los territorios de su estatalidad, arrebatar esa territorialidad. Carlos I pudo conquistar Fuenterrabía en la primavera de 1524. El rey de Navarra no se conformó y con los agramonteses derrotados pretendió reconquistar Pamplona en 1524, cosa que no logró. La razón de esta geopolítica imperial era eliminar toda vinculación de Enrique II con la soberanía estatal del reino de Navarra, que había sido ya incorporada a la corona de Castilla en 1515. Carlos I salió victorioso en Fuenterrabía. Pero en cambio Enrique II, organizado en sus territorios de la Baja Navarra y de sus señoríos, logró que Carlos I renunciara a esta en 1530. Y por lo tanto, a partir de ese momento, Enrique II y sus sucesores, apoyándose en la Baja Navarra, y en la estatalidad que le daba el antiguo territorio, hizo sobrevivir el reino de Navarra en todo el ámbito que hoy llamaríamos francés hasta 1620, que fue entregado a Francia. 

La doble presión del Estado español y el francés. 

–Por lo tanto tuvimos dos reinos de Navarra, el que se incorpora a Castilla por la presión del duque de Alba en 1515, conformando parte del reino de España y desde 1620, y basado precisamente en al estatalidad de la Baja Navarra y de los señoríos como el de Albret y de otros hasta Andorra.

¿Y Gipuzkoa?

–Salió victoriosa en su lucha contra los navarros. La reina Juan la loca le concedió la inscripción de doce cañones en su escudo, que estuvieron hasta 1979. Gipuzkoa optó por una política beaumontesa, de sometimiento y colaboración con el rey de España y de Castilla, Carlos I. 

Hoy eso puede llamar la atención desde la sociología política actual.

–Sí, pero podemos decir que aun actualmente tanto en Gipuzkoa como en Navarra hay dos bloques de pensamiento. Uno al estilo agramontés, y otro beamontés, y esos dos siguen vigentes. Una mentalidad de que hay que estar al servicio de los intereses de Madrid y otros que dicen que no.

A modo de cierre. Cuando mira con perspectiva debe percibir un cambio enorme en su disciplina. 

–Las herramientas han cambiado mucho. Antes no había documentación publicada. Ahora los historiadores disponen de fuentes documentales transcritas, documentos que antes estaban en los archivos sin transcribir ni publicar. Hay herramientas muy favorables para poder estudiar y reconstruir la historia. Antes los geógrafos iban por un lado, y los historiadores y prehistoriadores por otros. Ahora hay vinculación, y para hacer una verdadera historia es necesario consultar a los geógrafos, y así saber los caminos por donde andaban los protagonistas del siglo XVI o XVII o en la Edad Media, por ejemplo, o cuáles eran los cultivos. Ahora la historia es mucho más compleja y completa.

¿Es una disciplina que está de moda?

–Sí, en el sentido de que se puede ser un historiador porque se tienen los instrumentos que en nuestro tiempo no teníamos. Las herramientas están a mano. Además hay más libertad para dar la opinión. En el franquismo era imposible que uno diese su opinión con respecto a algún hecho concreto de la historia. 


'HONDARRIBIA 1524. Último testigo de la independencia de Navarra'.

La editorial

El libro, publicado por Mintzoa, cuenta con 166 páginas.

El autor

José Luis Orella es doctor en Filosofía y Letras, y entre otros jalones profesionales ha sido catedrático de Historia Medieval.