Las inclemencias meteorológicas no frenaron a los vecinos y vecinas de Sesma que, paraguas en mano y aguantando un pequeño chaparrón, se acercaron hasta el cementerio para participar en un acto de memoria en honor de las personas que perecieron tras el golpe de estado de 1936. Organizado por la asociación Taupada, alegaron que “actos como este suponen mantener vivas las historias y vivencias, no solo de las personas que aquí se encuentran enterradas, sino que sirven para recordar a todos y cada uno de los nombres de las personas que lucharon por una sociedad más justa e igualitaria”.

David Mangado, de Taupada, fue el encargado de leer un pequeño texto en el que aseguró que “algunos han pretendido que este episodio negro de nuestra historia más reciente se olvide, pero las más de 3.500 personas asesinadas en Nafarroa, y que llenaron las cunetas del mapa de la represión y la muerte en Navarra, no merecen ser olvidadas. Porque los nombres y vivencias de estas personas también merecen ser parte del imaginario y la cultura popular de nuestros pueblos; porque un pueblo que olvida, un pueblo sin memoria, está condenado a repetir los errores; por esto y por mucho más, nos juntamos un año más aquí”.

Decenas de personas acudieron al cementerio de Sesma

Las primeras detenciones en Sesma, alegó Mangado, se realizaron el mismo día en que el bando de Mola comenzó con el golpe en Navarra y fueron llevados al improvisado cuartelillo que se había instalado en la cochera de un concejal. “Ahí tuvo lugar el primer asesinato. Asaltaron y saquearon el Centro Obrero y en pocos días eran más de 40 las personas detenidas y llevadas a otros centros de detención como el almacén del Sindicato de Esparteros o el calabozo del Ayuntamiento. Además, a unas 20 mujeres les raparon la cabeza y se les hizo pasear por la plaza, para mayor humillación, entre insultos y vejaciones”.

“Se cuentan por decenas los sesmeros y sesmeras que, por sus ideas y valores, fueron asesinadas, obligadas a trabajos forzosos, víctimas del expolio, encarceladas o torturadas. Desde aquí nuestro más sentido reconocimiento. Sus nombres también son parte de nuestro pasado y memoria viva de lo que somos. Es necesario no olvidar, es necesario recordar, es imprescindible poner nombres y apellidos a todas estas personas; es imprescindible poner voz a todas sus historias. Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar. Hemen egon ginen, hemen gaude eta hemen jarraituko dugu: zutik!”.

Solemne acto

Decenas de personas se congregaron frente al panteón donde, además, Iosu Etayo Palacios, El Posti, puso el toque musical con una versión de Los olvidados, de Pedro Pastor. Para terminar, Eva García y Paula Zábal, madre e hija, bailaron un aurresku, rosa en mano, y todos los allí presentes participaron en una pequeña ofrenda floral.