Los cazadores pueden actualmente desarrollar su afición en un sinfín de modalidades deportivas, aunque en Navarra existe una que no dispone de las suficientes garantías jurídicas para que aquellas personas que la practican puedan salir al monte con la seguridad de que están cumpliendo con lo establecido en la ley. Se trata de la caza a traílla, una modalidad que consiste en que un perro y su dueño, que controla al animal a través de una cuerda, caminan por la naturaleza con el único objetivo de identificar un rastro dejado por un jabalí horas antes. Por ello, la compenetración entre ambos ha de ser máxima para que los resultados sean óptimos.

En un momento como el actual, en el que la sensibilidad social y el desarrollo normativo en torno a las leyes de bienestar animal (en Navarra, la Ley Foral 19/2019, del 4 de abril, de Protección de los Animales de Compañía en Navarra; y en España, la Ley 7/2023, del 28 de marzo, de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales) exigen y obligan a la ciudadanía a mejorar la calidad de vida de estos animales, entre ellos los perros, resulta paradójico que en la Comunidad Foral se pongan trabas a favorecer un incremento saludable de su actividad física. De este modo lo ven los cazadores, que consideran que una de las prácticas más recomendables para cumplir con las citadas leyes es, precisamente, llevar a cabo actividades como la traílla.

En su argumentario sobresale que, además, es una disciplina que no tiene ninguna repercusión negativa en el medioambiente, ya que no queda afectada ni la fauna ni la flora. Asimismo, el colectivo cinegético destaca que, en muchas otras comunidades autónomas, la caza a traílla está permitida desde hace años, por lo que los cazadores se muestran contrariados ante la dejación del Gobierno de Navarra. Como se recuerda, el sector lleva varios años reivindicando ante el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente que se establezcan una serie de pautas legales, con la finalidad de que se pueda realizar esta actividad con plenas garantías y seguridad jurídica.

Por otra parte, el colectivo cinegético denuncia que han de enfrentarse a la diligencia con la que suelen actuar los cuerpos y fuerzas de seguridad, que interpretan de manera literal ciertas normativas, sin tratar de extraer la filosofía que subyace en muchas de ellas y sin tener en cuenta que, como se ha citado anteriormente, se trata de una actividad que posee una nula afección en el medio natural. En lugar de adoptar disposiciones más laxas, los cazadores critican que los agentes se limiten a sancionar, en muchos casos sin poner en práctica un mínimo de sentido común.

El único marco legal que está establecido ahora mismo en Navarra se reduce a los meses primaverales y se adhiere al ámbito competitivo. Así, por ejemplo, el pasado fin de semana se reunieron en Sabaiza, en Ezprogui (merindad de Sangüesa), algunos de los nombres propios de la modalidad de los perros de rastro en Navarra. En un acto organizado por la Federación Navarra de Caza (FNC), que contó con la colaboración de la Sociedad de Cazadores de Oronoz-Mugaire, se celebró una de las dos únicas pruebas de caza a traílla sobre jabalí salvaje que tienen lugar en toda España, dentro del calendario anual de eventos deportivos. Los cazadores navarros estuvieron acompañados por competidores llegados desde muchos puntos de toda la cornisa cantábrica (Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco).

El motivo principal de tan escaso número de pruebas no es otro que, pese a ser actos que poseen un gran atractivo para los cazadores, se trata de eventos de gran complejidad a la hora de planificarlos y llevarlos a cabo, por lo que son muy poco frecuentes. Justo al alba, se inicia el rastreo con perros de la organización, que identifican los lugares de paso de los jabalíes. Una vez fijados esos puntos, y en riguroso orden de salida, va participando cada uno de los perros competidores, cuyas prestaciones son valoradas por los jueces. Dentro de este análisis, se tienen en cuenta las cualidades venatorias de los animales, como sus capacidades para identificar un rastro, la facilidad con la que lo sigue (y con la que lo recupera, si llega a perderlo), su voz, la periodicidad del latido, etc.

Como se ha puesto de relieve, el desarrollo de las pruebas se realiza respetando en todo momento la fauna y flora del lugar escogido para la competición. De hecho, un perro queda eliminado si persigue el rastro de un ejemplar que sea de otra especie. Y si se da el caso, además, de que algún perro detecte al jabalí, el rastro queda descartado.

Los cazadores navarros pudieron comprobar en Sabaiza que su nivel no es actualmente equiparable al de sus compañeros foráneos, ya que todos ellos disfrutan de situaciones normativas mucho más favorables y, como consecuencia, obtuvieron unos mejores resultados. Pese a esta tesitura, los navarros Xabier San Martín y Mikel Amoztegi, con sus perros Aru y Rubio, fueron capaces de conseguir sendas plazas en la fase final. En esa última prueba, San Martín, de Aoiz, logró subir al tercer escalón del podio, por detrás del cántabro Jonathan Arnaiz (campeón de España) y su perro Man, y del gallego Marcos Reimóndez, con Fina, que ocuparon las dos primeras posiciones.

En la Comunidad foral, el sector cinegético ha propuesto en diversas ocasiones al Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente que se modifique la Ley de Caza y Pesca para avalar dentro de ella esta práctica. Con ella, los cazadores podrían entrenar mejor a sus perros, con el resultado de que las batidas que se emprendieran con estos animales fuesen más efectivas. Ahora mismo, el colectivo considera que se está en un buen momento para ello, dado que el Ejecutivo foral ya ha asumido que la ley, vigente desde el 2005, está desactualizada y precisa de una reforma integral, comenzando con desligar la caza de la pesca y fijar leyes individuales para cada práctica.

Desde la FNC, se ponen encima de la mesa diversos argumentos que justifican esta reclamación. Además del citado entrenamiento de los perros, con la consiguiente mejora en las batidas, se lograría tanto reducir los daños que los jabalíes provocan en la agricultura, como rebajar el número de accidentes que causan estos ungulados al invadir las carreteras. Al salir al monte con mucha más asiduidad los cazadores y sus perros, se impediría que los jabalíes se acercaran a zonas de cultivos o a los puntos negros de la red viaria navarra. Por otro lado, se mejoraría el estado y bienestar de los perros, ya que se reduciría el tiempo en el que han de permanecer en las perreras durante la época de veda.

Caza a traílla

  • Una modalidad compleja: La traílla hace referencia a seguir el rastro de un jabalí, estando el perro atado con una cuerda. No obstante, en Navarra se convierte en un arte mucho más difícil, porque a la ya compleja y ardua tarea de señalar los jabalíes, se añade que se efectúa sobre animales salvajes.
  • Principales razas: Aunque la preparación previa, los entrenamientos y la conexión con su dueño son elementos fundamentales en esta disciplina, hay razas más propicias, como el grifón azul, el gascón, el sabueso español, el sabueso de Berna, el gran azul de Gascuña, los bandeanos o los astur-cántabros.
  • Una veintena de aspectos valorables: En este tipo de pruebas, los jueces tienen en cuenta cerca de una veintena de parámetros, de los que muy pocos tienen que ver con la acción del dueño del perro. Aspectos como la prontitud en indicar el rastro, la facilidad con la que lo sigue, la frecuencia de la voz del perro, entre otros muchos, son los principales detalles en los que se fijan los jueces.